lunes, 2 de julio de 2012

Quito: Tradicional y cosmopolita (segunda parte)


En esta ciudad donde lo tradicional y lo moderno van de la mano, algunas de las opciones disponibles, y, el destacado: La boca del lobo.
El barrio de la Mariscal era el antiguo barrio de casas quintas, con casas con grandes patios y lugar de descanso de muchos quiteños. Hoy en día es el polo gastronómico y de moda de locales y turistas. Hoteles, hostales, restaurantes, bares, discos y cafés, se concentran en los alrededores de Plaza Foch. A sólo unas cuadras de la plaza se encuentra La boca del lobo. Recomendado por una experta local, fuimos a ver qué nos encontrábamos. No sé si lo que sigue está plagado de subjetividad y exageración, pero creo que lo importante de la comida es cómo nos hace sentir en el momento. Y eso es lo que  voy a intentar transmitir en lo que sigue. 

El lugar en sí mismo, así tuviera el peor servicio del planeta, merece ser visitado. Autodefinido como "un lugar especial", La boca del lobo mezcla una decoración rococó, moderna, psicodélica, indescriptible. Cada detalle del lugar está especialmente pensado, nada dejado al azar. La carta, la entrada, el vidrio que separa el interior de exterior, el baño, las mesas, los detalles... Mejor que hablen las imágenes...

 
  
Y como no podía ser de otra manera, la comida. En ese momento, en ese lugar y contexto, para mí, de las mejores que probé en mi vida (que es corta (sic), pero que, en proporción he comido bastante más de lo que indicarían los números).
Una mezcla de sabores donde todo es exacto, productos gourmet y tradicionales, servidos en salsas con proporciones y equilibrio justos sin pretensiones de sofisticación. Productos simples, combinados perfectamente, haciendo que cada bocado sea único.
Los elegidos del menú:


Mini pinchos de pollo: Envueltos en panceta, con cebolla y ajíes, en salsa de mostaza de Dijon, acompañados de pan baguette.
Champiñones rellenos de queso gruyere (por insistente recomendación del mozo), queso crema y jerez, en salsa de vino blanco. Exquisitez.
Lomo de cerdo a la plancha, salsa de jerez y vino tinto, con portobellos asados, morrones salteados al romero, mini yukitas al parmesano, rúcula con ajos tostados y vinagreta

Para terminar: Love triangle: tartaletas de chocolate blanco al amaretto y frambuesa, sobre esponjo de crema inglesa a la naranja y culis de moras. Indescriptible. 

Probablemente entendidos y especialistas (sobre todo locales) encuentren muchos otros lugares que valgan la pena -y puedan ser hasta mejores que este- en Quito. No tengo duda de que debería haber conocido muchos más (y con muchas ganas me quede). Pero en esta experiencia, La boca del lobo se llevó todos los premios. Vale la pena conocerlo.

Terminando el recorrido por Quito, y coronando un viaje gastronómico sin desperdicios, lo único que restaba probar era la especialidad de la zona: el pescado. Fuera del tradicional cebiche y los pinchos de camarones, gracias a otros dos especialistas locales conocí NOE
En las afueras de Quito, Cumbayá se erige como un nuevo polo gastronómico y pueblo elegido por gran parte de la elite quiteña para vivir. Alrededor de la tradicional plaza colonial, se encuentra una destacada variedad de opciones para comer. Como fui agasajada en lugar de anfitriona, me puse en mano de especialistas y tuve la mejor (ya me lo habían advertido) experiencia de sushi conocida.

NOE comenzó como un pequeño restaurante de sushi en las afueras de quito y ahora cuenta con siete locales alrededor de la ciudad. Con productos frescos, originales, combinando sabores tradicionales japoneses con locales, es una experiencia que ningún amante del sushi puede dejar de tener. De esto no hay fotos mías, sí algunas robadas del sitio...

Lo que comimos:

De entrada:
Atún Tataki
Ika Salad: Crocante ensalada de calamares y pulpo salteados, sobre espinaca y lechuga frescas, aderezados con una salsa de hierbas finas.


El sushi:
Rock & Roll: Cangrejo con queso crema Toni y aguacate, cubierto con anguila, servido con salsa especial del chef.
Samurai de salmon: Crocantemente delicioso, elaborado con salmón, queso crema Toni y gratinado con salsa de ajonjolí. 
Tokio Roll: Rollo tempurizado elaborado con langostino semipicante.

Los agradecimientos pertinentes: A Su por recomendarme La boca del Lobo, a Sole por sacrificarse en compartir la cena, y a Juanca y Andre por llevarme a conocer NOE.


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