En esta ciudad donde lo tradicional y lo moderno van de la mano, algunas de las opciones disponibles, y, el destacado: La boca del lobo.
El barrio de la Mariscal era el antiguo barrio de casas quintas, con casas con grandes patios y lugar de descanso de muchos quiteños. Hoy en día es el polo gastronómico y de moda de locales y turistas. Hoteles, hostales, restaurantes, bares, discos y cafés, se concentran en los alrededores de Plaza Foch. A sólo unas cuadras de la plaza se encuentra La boca del lobo. Recomendado por una experta local, fuimos a ver qué nos encontrábamos. No sé si lo que sigue está plagado de subjetividad y exageración, pero creo que lo importante de la comida es cómo nos hace sentir en el momento. Y eso es lo que voy a intentar transmitir en lo que sigue.
El lugar en sí mismo, así tuviera el peor servicio del planeta, merece ser visitado. Autodefinido como "un lugar especial", La boca del lobo mezcla una decoración rococó, moderna, psicodélica, indescriptible. Cada detalle del lugar está especialmente pensado, nada dejado al azar. La carta, la entrada, el vidrio que separa el interior de exterior, el baño, las mesas, los detalles... Mejor que hablen las imágenes...
Y como no podía ser de otra manera, la comida. En ese momento, en ese lugar y contexto, para mí, de las mejores que probé en mi vida (que es corta (sic), pero que, en proporción he comido bastante más de lo que indicarían los números).
Y como no podía ser de otra manera, la comida. En ese momento, en ese lugar y contexto, para mí, de las mejores que probé en mi vida (que es corta (sic), pero que, en proporción he comido bastante más de lo que indicarían los números).
Los elegidos del menú:
Mini pinchos de pollo: Envueltos en panceta, con cebolla y ajíes, en salsa de mostaza de Dijon, acompañados de pan baguette. |
Probablemente entendidos y especialistas (sobre todo locales) encuentren muchos otros lugares que valgan la pena -y puedan ser hasta mejores que este- en Quito. No tengo duda de que debería haber conocido muchos más (y con muchas ganas me quede). Pero en esta experiencia, La boca del lobo se llevó todos los premios. Vale la pena conocerlo.
Terminando el recorrido por Quito, y coronando un viaje gastronómico sin desperdicios, lo único que restaba probar era la especialidad de la zona: el pescado. Fuera del tradicional cebiche y los pinchos de camarones, gracias a otros dos especialistas locales conocí NOE.
En las afueras de Quito, Cumbayá se erige como un nuevo polo gastronómico y pueblo elegido por gran parte de la elite quiteña para vivir. Alrededor de la tradicional plaza colonial, se encuentra una destacada variedad de opciones para comer. Como fui agasajada en lugar de anfitriona, me puse en mano de especialistas y tuve la mejor (ya me lo habían advertido) experiencia de sushi conocida.
NOE comenzó como un pequeño restaurante de sushi en las afueras de quito y ahora cuenta con siete locales alrededor de la ciudad. Con productos frescos, originales, combinando sabores tradicionales japoneses con locales, es una experiencia que ningún amante del sushi puede dejar de tener. De esto no hay fotos mías, sí algunas robadas del sitio...
Lo que comimos:
El sushi:
Rock & Roll: Cangrejo con queso crema Toni y aguacate, cubierto con anguila, servido con salsa especial del chef.
Samurai de salmon: Crocantemente delicioso, elaborado con salmón, queso crema Toni y gratinado con salsa de ajonjolí.
Tokio Roll: Rollo tempurizado elaborado con langostino semipicante.
Tokio Roll: Rollo tempurizado elaborado con langostino semipicante.
Los agradecimientos pertinentes: A Su por recomendarme La boca del Lobo, a Sole por sacrificarse en compartir la cena, y a Juanca y Andre por llevarme a conocer NOE.
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